Desde la antigüedad, el muérdago (Mistel) es una planta asociada a la fertilidad, relacionada con la suerte y la prosperidad y símbolo de vida eterna para los antiguos celtas que lo cortaban en navidad con una hoz de oro, porque creían que así les daría riqueza. La tradición decía que había que pedir permiso a la planta antes de cortarla y que, quien no lo hiciera con la debida reverencia, sufriría todo tipo de males. Además, era obligado hacerlo cuando la luna tuviera seis días, de un solo corte y evitando que cayera al suelo. Se consideraba un símbolo que no procede ni del cielo ni de la tierra, ya que sus raíces no tocan nunca el suelo y tampoco se mantiene por sí mismo en el aire. De ahí el hábito de recogerlo sin permitir que caiga al suelo, y después colgarlo del techo. Durante el siglo XIX, en Inglaterra y Francia, los mendigos pedían dinero en Navidad con ramas de muérdago en la mano.
Según la tradición, el muérdago debe regalarse y una vez en casa hay que situarlo sobre la puerta de entrada o en las ventanas, para evitar el paso a los malos espíritus.
Según la tradición, el muérdago debe regalarse y una vez en casa hay que situarlo sobre la puerta de entrada o en las ventanas, para evitar el paso a los malos espíritus.
Küssen und Wünschen unterm Mistelzweig!
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