sábado, 17 de abril de 2010

Destino Colonia.

La ciudad de Köln, en Alemania tiene la mayor catedral de todo el país y como decíamos en anteriores entradas, cuando hablábamos de sus impresionantes vidrieras, fue declarada patrimonio de la humanidad por la UNESCO. Además de su catedral, en la ciudad hay doce iglesias románicas, pero hoy no vamos a hablar de la catedral, de las vidrieras, ni de su casco antíguo, situado entre los puentes Deutzer y Hohenzollern, que es como una postal dentro de las murallas medievales de Köln.
El nombre de la ciudad dio la vuelta al planeta cuando, en 1709, John María Farina, se lo puso a su agua perfumada. Así nació el agua de Colonia. Entre los ilustres personajes que pagaban una fortuna por el sofisticado producto, estaba Napoleón Bonaparte, quien se hizo diseñar unas botas de montar especiales para portar su fragancia favorita. La vieja casa del perfumista, regentada ahora por Tina Farina, esposa de un descendiente directo, es hoy museo y tienda. En ella se conservan viejos alambiques y una curiosa colección de frascos de colonia.
El museo está en la C/Obenmarspforten, 21 y como curiosidad, se puede adquirir una réplica del frasco que llevaba Napoleón en su bota.

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